De niña me fascinaba con esos hermosos paisajes que vienen en las postales, lugares llenos de encanto que parecen de cuentos de Disney. Mi infancia fue marcada con tarjetas ilustradas...siempre fue emocionante para mis hermanos y para mí abrir el sobre que las contenía. Esos sobres que los tocábamos como las más finas alas de mariposa, y qué decir de las postales... ¡Eran nuestro tesoro!
Y es esa inocencia que tenemos de niños la que nos sirvió para matizar un estilo de vida que rápidamente se puso de moda a finales de los 90. Sabíamos que fue seleccionada por alguien que nos quería decir que nos pensaba, que seguía ahí.
Los cambios no se hicieron esperar, fuimos dados "a préstamo" a otra ciudad, que inicialmente nos miró feo, pero bastó la unión para que esa gran ciudad se acostumbre a nosotros.
Fue rápidamente que nuestras postales, evolucionaron. Ya no teníamos que escribir "con letra bonita" como nos decía mamá. Todo se resumía en "clicks"!!
Así fue parte de mi infancia, con más postales que muñecas; con más conversaciones por teléfono que juguetitos de cocina. Me quejaba en silencio (creo). Me faltaba algo...o quizás todo.
A partir de mis 10 años, en mi cumpleaños siempre pedía el mismo deseo, y en los fines de año, mis 12 uvas repetían el mismo sueño.
Yo era consciente y sabía que Jesús tenía tantos dolores de cabeza como para prestarme atención, o estoy empezando a creer que se ponía los audífonos para ignorarme...Entonces fui con Buda, con Alá, con Inti Raymi...y la situación era similar. Luego fui con la Pacha Mama, que según yo por solidaridad de género me escucharía...pero naaada.
Entonces de pronto un tipo normal, más corriente que común (risas), me lo trae! Y vuelvo a creer, a tener ganas, a no pelear conmigo por absurdos, a medio querer más a la ciudad que en un afán por apresurar el retorno de mi deseo me atrapó enteramente.
Hoy que te tengo aquí pa, mi corazón a crecido un par de milímetros, pues el otro era muy chico para albergar tanta felicidad. Te amo. Y amo hacer postales muchísimo más lindas con nuestras fotos, con nuestros paisajes de risas y colores de cariño.
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